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La Quinta de los Molinos es uno de los parques más bonitos de Madrid. Aún sigue siendo un gran desconocido para muchos al no estar cerca del centro de la ciudad. Por supuesto que merece la pena darse una vuelta por la Quinta de los Molinos y descubrirla.
Casi siempre el paseo comienza por una de sus entradas principales, la de la Calle Alcalá, justo a la
ladito de la boca de Metro de
Suances.

El parque de la quinta de los Molimos fue en su origen una finca privada que pertenecía a un arquitecto alicantino.

El objetivo del arquitecto fue crear una finca con arquitectura y vegetación
mediterranea para así no evocar su tierra de origen. Todo al más puro estilo mediterráneo.

La Quinta de los Molinos es un lugar perfecto para pasear y hacer ejercicio al aire libre.

En primavera florecen los almendros y el parque está precioso. Es recomendable su visita todo el año.

También abundan en la quinta los olivos.
Adentrándonos más en el parque pasamos por debajo de un puente.
Por
casi todos los rincones encontramos fuentes y pilones de agua. Por el parque en tiempos atrás circulaban dos pequeños arroyos.

Las albercas que nos encontramos por el camino servían para
almacenar el agua usada para regar la finca.

Cuando seguimos andando nos encontramos una de las más gratas sorpresa del parque: Una autentica gruta natural.

Y un poco más
adelante, un enorme estanque.

A lo lejos se ve el majestuoso palacete, origen de la quinta de los Molinos. A partir de
aquí se fueron adquiriendo el resto de terrenos.
Estamos a punto de descubrir lo más importante del parque, por lo que se le da este nombre. Sus molinos.

El primer molino luce junto a una bonita rosaleda.

Los dos únicos molinos supervivientes de la quinta acaban de ser restaurados esta misma semana.
El otro molino de la quinta, en un lugar más bonito todavía
Aunque su función era casi decorativa, también se utilizaban para sacar el agua de
regadío de la finca.
A la derecha una
impresionante pista de
tenis en hierba decorada con muy buen gusto.

Como se ve, la quinta de los Molinos es un lugar
idóneo para relajarse y descansar.

Si bajamos un poco vemos el invernadero.

Y la casa del reloj. Impresiona el contraste de los modernos edificios de oficinas de la Calle Alcalá con el parque.

También choca ver edificios de viviendas justo en las inmediaciones del parque. Es el precio que tuvieron que pagar en 1982 los herederos de la Quinta de los Molinos al
Ayuntamiento de Madrid para que el parque conservara 21 de sus
hectáreas como zona verde y 7 para uso de edificios.

El parque está
perfectamente conservado y muy bien cuidado.
No se puede contar mejor, hay que venir a verlo. Estoy deseando volver.
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