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Una de las primeras cosas que perciben los turistas que llegan a Madrid por la estación de Atocha es el olor inconfundible aroma de los bocadillos de calamares de la Glorieta de Carlos V.
La venta de bocadillos en la Glorieta de Atocha es un negocio redondo. Turistas nacionales e internacionales, estudiantes del conservatorio, visitantes del Museo Reina Sofía, visitantes de la feria del libro de la cuesta de Moyano, los discotequeros de Kapital...

El Brillante tiene fama de ser uno de los mejores bares de bocadillos de calamares de Madrid. (sin contar con la Plaza Mayor, claro). Hay quien opina que es solo fama y que en cualquiera de los otros bares de los alrededores se comen mejores bocadillos y por menos precio. Lo cierto es que desde 1961, el Brillante no ha dejado de vender bocatas y más bocatas todos los días de año.

Otro gran clásico es el bar la Joya, que hace esquina con la calle Atocha. El bar la joya que también estaba especializado en bocadillos echó el cierre hace ya mucho tiempo. Se sabe que los dueños del Brillante compraron el local pero actualmente permanece cerrado.

La competencia en la zona es grande. Continuando por la calle Atocha se encuentra el bar el tres, la casa de los bocadillos. El nombre ya lo dice todo.

Unos cuantos bares más, hacen que la calle Atocha y la Glorieta del emperador Carlos V huela siempre a calamares. Asi no hay quien se resista.
La venta de bocadillos en la Glorieta de Atocha es un negocio redondo. Turistas nacionales e internacionales, estudiantes del conservatorio, visitantes del Museo Reina Sofía, visitantes de la feria del libro de la cuesta de Moyano, los discotequeros de Kapital...
El Brillante tiene fama de ser uno de los mejores bares de bocadillos de calamares de Madrid. (sin contar con la Plaza Mayor, claro). Hay quien opina que es solo fama y que en cualquiera de los otros bares de los alrededores se comen mejores bocadillos y por menos precio. Lo cierto es que desde 1961, el Brillante no ha dejado de vender bocatas y más bocatas todos los días de año.
Otro gran clásico es el bar la Joya, que hace esquina con la calle Atocha. El bar la joya que también estaba especializado en bocadillos echó el cierre hace ya mucho tiempo. Se sabe que los dueños del Brillante compraron el local pero actualmente permanece cerrado.
La competencia en la zona es grande. Continuando por la calle Atocha se encuentra el bar el tres, la casa de los bocadillos. El nombre ya lo dice todo.
Unos cuantos bares más, hacen que la calle Atocha y la Glorieta del emperador Carlos V huela siempre a calamares. Asi no hay quien se resista.
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